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¡Nos la dan con queso!

Actualizado: 23 oct 2018


La publicidad y el marketing aportan falsas expectativas en algunos productos alimenticios



La expresión «que no te la den con queso» es utilizada para hacer referencia a algo engañoso. Este dicho proviene del picaresco mundo de los vinicultores.

Antiguamente, los bodegueros recibían visitas de compradores de vino al por mayor y estos les ofrecían una cata con el fin de que tuviesen el placer de degustar un buen vino antes de comprarlo. Sacar adelante una cosecha de uva de calidad no era tan fácil como parecía y muchas veces los resultados no eran los esperados.

Por ello, ofrecían a los visitantes una tapa de queso para acompañar al vino. El sabor fuerte del queso disimulaba la baja calidad y de esa manera el cliente pensaba que se trataba de un buen vino cuando era todo lo contrario.


Hoy en día, esta expresión se sigue utilizando en distintos ámbitos. En nuestro caso, lo hemos relacionado con la publicidad engañosa en productos de alimentación, etiquetas o envases; unos de los temas principales a tratar en nuestro blog.



 

Juan Luis Adame, dietista y nutricionista: ‘’El objetivo principal de las empresas es el dinero y por tanto el vender muchos productos’’.



 

La publicidad y el marketing en la actualidad confunde en muchas ocasiones a los consumidores, dando falsas expectativas en algunos productos alimenticios. ‘’Es rápido y simple, el objetivo principal de las empresas es el dinero, y por tanto el vender muchos productos. Se aprovechan de los clientes y en ocasiones añaden algún mineral otorgándoles así poderes maravillosos cuando realmente es mentira’’, afirma el dietista y nutricionista Juan Luis Adame.


Algunos de los ejemplos más claros son los productos ‘’light’’, ‘’integrales’’, ‘’bajo en grasa’’ y ‘’0% azúcares añadidos’’. Todos ellos apuestan por un producto bajo en calorías, pero la realidad no es esa. Muchas personas consumidoras desconocen las condiciones por las que tiene que pasar el alimento para obtener estos términos y por esa razón algunas marcas utilizan palabras vacías de contenido, pero con una gran carga emocional que provoca que el cliente crea todo lo que lee.


Para evitar todo esto, es muy recomendable no hacer caso de los mensajes publicitarios y tratar de investigar el cuadro de los datos nutricionales que tienen los productos en las etiquetas. De esa manera, se puede observar las calorías de los alimentos, sus contenidos en grasa, los carbohidratos, calcio, azúcares, sodio, etc. y así no caer en la trampa.

Juan Luis Adame añade también que hay que intentar comprar más materias primas en los supermercados y menos productos listos para cocinar y así evitar estar ante alimentos ultraprocesados.


Teresa Hernández



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